El Trastorno del Espectro Autista (TEA) abarca una variedad de síntomas conductuales.
Dos de las características principales de los TEA son, por un lado, tener dificultades en relación a la interacción social y la comunicación y mostrar comportamientos, intereses y actividades repetitivos, por el otro.
¿Qué tan común es el TEA?
Aproximadamente uno de cada 68 niños en los Estados Unidos tiene diagnóstico de TEA y el mismo es aproximadamente cuatro veces más común en niños que en niñas. Puede afectar a niños de todas las razas y clases sociales, independientemente de dónde vivan.
El TEA es un trastorno de amplio espectro debido a que los síntomas son diferentes para cada niño. Los síntomas pueden variar de leves a graves y se van modificando a medida que el niño crece. Esto dificulta la comprensión del TEA e incentiva la búsqueda de las mejores opciones de tratamiento.
Los investigadores no están seguros de cuáles son los factores causales del TEA. Esto trae aparejado que, hasta la fecha, no existe un tratamiento comprobado para “curar” el TEA. Sin embargo, se han desarrollado y estudiado varias intervenciones para su uso en niños pequeños. Estas intervenciones pueden aliviar los síntomas, mejorar las habilidades cognitivas y las habilidades de la vida diaria, maximizando la capacidad del niño para funcionar y participar en la comunidad.
Las personas con TEA tienen fortalezas y desafíos únicos en la comunicación social, el comportamiento y las habilidades cognitivas. Como resultado, los planes de tratamiento suelen ser multidisciplinarios; pueden incluir intervenciones mediadas por los padres y centrarse en las necesidades individuales del niño.
Las estrategias de intervención conductual se centran en desarrollar las habilidades de comunicación social -especialmente en los primeros años de vida, cuando el niño las adquiere de forma natural- y en reducir los intereses restringidos y las conductas repetitivas y desafiantes.
Por su parte, la terapia ocupacional o la terapia del habla pueden ser útiles para algunos niños, así como el entrenamiento de habilidades sociales y la medicación para los niños mayores. El tratamiento más apropiado dependerá de la edad, las fortalezas y los desafíos del niño.

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene Trastorno del Espectro Autista?
No existe una prueba simple y única para el autismo. Se necesita un equipo de médicos, terapeutas y educadores para hacer un diagnóstico preciso.
El primer paso es una consulta al médico de atención primaria o pediatra de su familia. Luego, debe consultarse a especialistas que sean expertos en desarrollo infantil y tengan experiencia en el diagnóstico de TEA y otros trastornos del desarrollo.
Se tomará un historial detallado de los padres, sobre cualquier inquietud que tengan, así como las observaciones de otras personas de contacto estrecho con el niño, como maestros o cuidadores en el hogar o la escuela.
La evaluación puede incluir:
- Una entrevista psiquiátrica estándar con los padres para evaluar los problemas de conducta que pueden indicar las posibles causas de la conducta.
- Una revisión de los registros médicos en busca de afecciones que puedan afectar la función cerebral, como convulsiones o infecciones de oído.
La observación durante varias horas en diferentes entornos (hogar, guardería) con los padres y hermanos presentes puede ayudar a identificar fortalezas y problemas específicos en las interacciones sociales.
El entrenamiento en habilidades sociales puede ayudar a los niños a aprender comportamientos apropiados en situaciones estresantes; Esta intervención a menudo se usa junto con medicamentos para afecciones coexistentes, como un trastorno de ansiedad.
En relación a este último punto, observar cómo el niño juega solo e interactúa socialmente proporciona información sobre tendencias hacia movimientos repetitivos o intereses fijos que pueden requerir una mayor intervención. Estas intervenciones se centran más en la interacción lúdica que en la instrucción directa, pero proporcionan pistas valiosas para planificar futuras estrategias de crianza.
La observación incluye una serie de aspectos. Por ejemplo: ¿evita el contacto visual cuando se le habla? ¿Depende demasiado de ciertos juguetes favoritos? ¿Imita lo que hace a su alrededor? ¿No mira a su cuidador durante una conversación? ¿Hay preferencias alimentarias particulares que parecen extrañas en comparación con otros miembros de la familia? ¿Su habla no se ha desarrollado con normalidad (interrumpe, repite, etc.)? ¿Su habla está significativamente retrasada para su edad y nivel de inteligencia? ¿Usa palabras limitadas y repetición de temas de conversación? ¿Muestra falta de imaginación, poca capacidad de comprensión, incapacidad para comprender chistes, etc.? ¿Usa un estilo telegráfico, oraciones cortas para comunicar sus necesidades básicas?
Los factores estresantes que ocurren durante estas etapas también influyen en los procesos de toma de decisiones necesarios para determinar los tipos de estategias de intervención y entornos óptimos en los que se deben utilizar.

¿Qué son los trastornos del habla?
Un trastorno del habla se refiere a un problema de comprensión o de unir palabras para comunicar ideas. Los trastornos del lenguaje pueden ser receptivos o expresivos:
Los trastornos receptivos son problemas para comprender o procesar el lenguaje.
Los trastornos expresivos son problemas para juntar palabras, un vocabulario limitado o una incapacidad para usar el lenguaje de una manera socialmente apropiada. En relación a estos, se incluyen:
• Trastornos de la articulación: se trata de problemas para convertir los sonidos en sílabas o pronunciar mal las palabras de un modo en que los oyentes no pueden entender lo que se dice.
• Trastornos de la fluidez: incluyen problemas como la tartamudez, en los que el flujo del habla se interrumpe por paradas inusuales, repeticiones de partes de las palabras (“ch-ch-ch-chico”) o alargamiento de sonidos y sílabas (ssss-siento…).
• Trastornos de la resonancia o de la voz: son problemas con el tono, el volumen o la calidad de la voz que distraen a los oyentes de lo que se dice.
A su vez, los trastornos cognitivo-comunicativos son problemas con las habilidades de comunicación que involucran la memoria, la atención, la percepción, la organización, la regulación y la resolución de problemas. Éstas incluyen:
• Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
• Trastornos del espectro autista (TEA).
• Retraso mental (anteriormente retraso mental).
• Dificultades de aprendizaje
• Trastorno de la coordinación del desarrollo (también llamado dispraxia).
No todos los trastornos del habla están relacionados con el lenguaje. Un niño con un trastorno del lenguaje puede tener dificultad para entender lo que se le dice, expresar ideas verbalmente, leer y escribir, usar el lenguaje en situaciones sociales y resolver problemas matemáticos. Los niños que sufren trastornos del habla y del lenguaje a menudo tienen dificultades para comunicar sus deseos y necesidades y seguir instrucciones en el hogar, la escuela o la guardería. Esto puede llevarlos a ser percibidos como “difíciles” o “desobedientes”.
Si a su hijo le han diagnosticado un trastorno del habla y el lenguaje, tenga en cuenta lo siguiente:
Su hijo puede aprender a hablar correctamente. Hablar con su hijo todos los días lo ayudará a desarrollar la capacidad de escuchar y la memoria de palabras. Ayude a su hijo a aprender a repetir los sonidos que escucha en la televisión repitiéndolos usted mismo mientras ven juntos o más tarde mientras juegan.
Sin embargo, si cree que su hijo tiene problemas para oír con precisión debido a infecciones de oído, pérdida de audición, tinnitus (zumbido en los oídos), uso inadecuado de auriculares, etc., tiene problemas para oír con precisión, debe hablar con su médico, hablar con su médico acerca de cómo este problema podría afectar el aprendizaje de nuevos sonidos / palabras de otros, especialmente padres / hermanos / maestros.
¿Qué es la terapia del habla y el lenguaje?
La terapia del habla es el tratamiento para la mayoría de los trastornos del habla o del lenguaje en niños. Esta terapia puede llevarse a cabo en un salón de clases, en un grupo pequeño o como terapia individual, según el trastorno del habla. Los ejercicios y actividades de la terapia del habla dependerán del trastorno, la edad y las necesidades de su hijo.
Durante la terapia del habla para niños, se puede interactuar a través del habla y el juego y usar libros, imágenes y otros objetos como parte de la intervención del habla para fomentar el desarrollo del lenguaje, modelar los sonidos y sílabas correctos durante el juego apropiado para su edad para enseñarle al niño cómo hacer ciertos sonidos; proporcionar al niño y al padre o cuidador con estrategias y tareas para la terapia del habla en casa.
Asegúrese de que otros miembros de la familia sepan lo importante que es su ayuda para ayudar a su hijo a comprender todo lo que se dice a su alrededor. Recuerde que, aunque la mayoría de los niños se recuperan por completo dentro de los tres años posteriores al inicio de la apraxia del habla, hasta un 10% no muestra mejoría con el tiempo a pesar de la terapia. Trate de no preocuparse demasiado: ¡las investigaciones muestran que los niños que reciben tratamiento temprano progresan mejor!
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